“La pandemia de Covid-19 ha provocado una crisis de salud mental en nuestra región a una escala nunca antes vista”, manifestó Carissa Etienne, directora de la OPS. Añade que es una situación urgente que requiere una gran inversión.
Los gobiernos latinoamericanos deben aumentar sus esfuerzos para expandir los servicios de salud mental, un segmento de la salud con pocos recursos para abordar sus servicios. El llamado de la OPS es a tomar las medidas necesarias para garantizar la atención necesaria.
Actualmente, el coronavirus en las Américas ha alcanzado cerca de 11,5 millones de personas, con más de 400 mil muertes, lo que representa un 645 de las muertes a nivel mundial.
La salud mental de los trabajadores de salud también se ha visto afectada, dado que deben exponerse a largas jornadas de trabajo, en muchos casos sin la protección adecuada. Se ha incrementado en el personal de la salud los casos de agotamiento, ansiedad y depresión, poniendo en riesgo su vida al tratar el virus.
“Todas las personas que necesitan apoyo de salud mental deben sentirse cómodas pidiendo ayuda. Nadie debería sufrir solo y sin apoyo profesional, especialmente ahora”, manifestó Etienne. El enfoque debe ir también hacia los casos de violencia doméstica que se han presentado en mayor medida durante la pandemia.
Las consecuencias del quienes se han recuperado del virus también merecen atención; según lo indican algunas investigaciones, los pacientes pueden desarrollar insomnio, delirio o depresión, tienen temor a desarrollar enfermedades más graves.
Estas experiencias pueden afectar el estado de ánimo de las personas, con estados constantes de ansiedad o depresión. Cabe recordar que las enfermedades mentales constituyen una epidemia silenciosa que puede llevar a desarrollar otras condiciones como alcoholismo.
Fuente: Organización Panamericana de la Salud
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]